La esencia en Cuidados Paliativos

El tratamiento de cualquier enfermo debe estar en equilibrio entre las medidas enfocadas a la curación y las dirigidas a evitar el sufrimiento. No busquemos protocolos ni normas, seamos clínicos y apliquemos a cada paciente lo que necesita. A medida que el paciente mejora o empeora, el platillo de la balanza debe inclinarse progresivamente a uno u otro lado y actuar en consecuencia.

Ya que somos el último sostén tanto para la familia como para el enfermo, no podemos transmitir dudas.  El 80% del lenguaje no es oral y si no somos sinceros en nuestra comunicación, perderán la confianza en nosotros en el peor de los momentos.

Tenemos que ser “astutos” y capaces ante el enfermo,  dejar que él mismo se conteste lo que quiere oír.  Y respecto a la familia, hay que  informarles y hacerles sentir seguros.

Si somos valientes y poseemos los conocimientos apropiados, podremos controlar en el ámbito hospitalario cualquier sintomatología.

Valientes, porque en nuestra formación no se contemplan las dosis de fármacos que luego tenemos que usar en la realidad y no se nos prepara para afrontar la muerte ni el fracaso.

espiral

Una retirada a tiempo es una victoria: sepamos distinguir la línea que separa la vida de la muerte, la obstinación terapéutica de los Cuidados Paliativos.

Y sobre todo, no hagáis este trabajo en solitario. Los Cuidados Paliativos deben realizarse en equipo, para evitar el desgaste y el burnout, ya que ocasionan una carga emocional intensa y permanente.

A modo de colofón y como diría William Wordsworth, “aunque ya nada puede devolver el esplendor a la hierba ni la fragancia a las flores, no debemos afligirnos porque la belleza persiste en el recuerdo y el amor en el corazón”. Y como dicen otros, la muerte no existe, el cuerpo vuelve a la Madre Tierra y el Ser de Luz que habita en nosotros cambia de dimensión o de mundo.

Así que después de 17 años tratando enfermos terminales en solitario e intentando sembrar de flores su último camino, no sé si mi soberbia no me ha permitido deprimirme, si tengo burnout, o desgaste… pero me despido.

Y no lo olvidéis:  ¡todo es discutible y yo no estoy en posesión de la verdad, aunque se lo pueda parecer a alguien 😉

PD: el futuro transforma en barbaridades los tratamientos de los médicos.

Atardecer en Granada